lunes, 10 de junio de 2013

¿Saben los candidatos, hoy postulados para diputados y concejales de Oaxaca, el significado de Democracia? He aquí una lección de Ciencia Política



OPINIÓN
 
                Por: Jesús Russell Mariano.
Politólogo, Asociado-Consultor de Consulting&Research Estadística Aplicada.
E-mail: russellsms@hotmail.com
Facebook: Jesus Russell
Twitter: @Jesus_Russell


La democracia ha sido considerada, por muchos años, como el principal modelo de Estado, ya que integra en sus entrañas las formas más equilibradas en la relación sociedad-gobierno y viceversa. Por otra parte Bobbio (2006) divide a la democracia en dos, la de los antiguos y la de los modernos, la primera considerada como el gobierno de muchos, de la mayoría, o del pueblo y la segunda la remarca como “democracia representativa” argumentado que debido al incremento en el número de habitantes ya no es posible reunir a cada uno de los individuos, razón por la cual se necesitan de representantes del pueblo para la toma de decisiones.

En términos generales la democracia es conocida como el gobierno de todos o el gobierno del pueblo, es decir, tener un gobierno que haya sido electo con la participación de todos los integrantes de la sociedad (Ojo, en Oaxaca solo vota, en promedio el 40% de los electores), esencialmente, con la participación incluyente de cada sector de la población, éste es el panorama ideal de toda sociedad, sin embargo, para que un Estado se considere democrático, se tienen que seguir con una serie de mecanismos, métodos y prácticas que nos lleven a concretarla.

La democracia se ha convertido hoy en día en una de las palabras más mencionadas en los discursos de nuestros gobernantes, siempre refiriéndose a ella como algo que “está por consolidarse” o mencionando las acciones implementadas en la construcción de nuestro caminar democrático. Si tomamos en cuenta las veces que en el discurso se ha llegado a la cúspide democrática quizás ya no se tendrían que realizar más estudios sobre este caso y solo tendríamos que enfocarnos al descubrimiento de nuevos mecanismos de estabilidad y en la perfección de la misma, sin embargo, en la praxis la distancia es abismal y esto seguirá siendo la causa de muchos y diversos estudios en la materia.

En los tiempos de Robert A. Dahl (1971), las democracias de ese entonces no cumplían, según sus estudios, en la práctica con las acciones efectivamente democráticas, por ésta razón consideró a los Estados como poliarquías en busca de la consolidación democrática. Ante este señalamiento él nos menciona cinco características esenciales que debe cubrir toda democracia:
1) Igualdad de Voto.
2) Participación efectiva.
3) Autonomía.
4) Control de la agenda.
5) Inclusión.

Cada una de estas características democráticas, nos dice Dahl (1971), deben de estar cubiertas por las instituciones de un Estado que aspire a ser una democracia y en relación a las cinco características recién mencionadas estableció ocho elementos específicos que conjugan los puntos esenciales a cubrirse en la praxis, estos son los siguientes:
a) Funcionarios electos.
b) Elecciones libres y amplias.
c) Sufragio universal.
d) Derecho a ocupar cargos públicos.
e) Libertad de expresión.
f) Pluralidad de fuentes de información.
g) Libertad de asociación

Ahora bien, si cada una de las cinco primicias de la democracia es cubierta por los ocho elementos que se acaban de mencionar, entonces se podría considerar a un Estado completamente democrático, según Dhal.

Retomando esta explicación, se ha considerado a los Estados actuales como poliarquías, reconociendo la razón y sólida argumentación que Robert A, Dahl expone.

Con este pequeño breviario, los lectores, bajo el sustento solido del raciocinio, tendrán una percepción más clara de la situación por la que atraviesa nuestra “democracia”.

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