jueves, 17 de enero de 2013

Mitlatongo a más de un año de su tragedia





TLAXIACO, OAX.- Viernes 2 de septiembre casi a las dos de la madrugada, se escuchan los primeros estruendos en el Cerro Tierra Roja, enormes piedras ruedan  ladera abajo de la comunidad de Santiago Mitlatongo, Nochixtlán, empezaba una tragedia  para los habitantes de esta comunidad que hoy todos recuerdan con pesar.

El día anterior, una torrencial lluvia había caído sobre la población, caracterizada ésta por la alta migración de sus habitantes hacia estados del norte de México y de los Estados Unidos de Norteamérica en busca de una vida mejor, de acuerdo a las versiones de Celerino Antonio Bautista López, agente suplente de la localidad en mención en el momento de la desgracia.

Lo estruendoso del ruido despertó a la mayoría de los habitantes del lugar, quienes momentáneamente creyeron que se trataba de un derrumbe normal, pero las dimensiones verdaderas se visualizaron al amanecer cuando los pobladores se percataron que las piedras que se habían desgajado eran de varias toneladas de peso y que el cerro prácticamente se había desbaratado.

Fue entonces que la preocupación por parte de los pobladores inició, según narró Eutimio López Benito, agente municipal en ese entonces de Santiago Mitlatongo al afirmar que de un aparente derrumbe normal, pasó a un fenómeno natural que de acuerdo a los geólogos que han visitado la comunidad, jamás se había visto en ninguna parte del mundo y menos aún en medio de una localidad.

Los primeros minutos de ese día pasaron en medio del temor y de la zozobra sin que los habitantes se imaginaran que las dimensiones serían mayores a lo que la imaginación de los pobladores pudieron creer en los inicios de ese día, pues al paso de las primeras horas, los estruendos continuaron y en ese momento cada minuto que transcurría, representaba ya un peligro que los lugareños permanecieran en la localidad.


Con un nudo en la garganta, pues por primera vez comprendimos el gigantesco poder de nuestra madre naturaleza, ingresamos a la comunidad de Santiago Mitlatongo guiados por Abel Núñez Villanueva quien paso a paso nos iba mostrando los daños colaterales que este fenómeno ha causado en medio de las viviendas por demás lujosas que los habitantes que han emigrado a Estados Unidos, habían construido.

Conforme transcurrieron los minutos mayor conciencia cobrábamos pues Abel Núñez Villanueva, a quien el agente municipal Eutimio López Benito comisionó para que nos llevara al lugar del desastre, nos iba contando que los campesinos habían perdido el noventa por ciento de sus pertenencias entre ellas, los granos básicos como son el maíz y el frijol, vitales en la alimentación de los mismos.

Con las miradas inocentes y sin comprender aún la realidad, en la entrada de la población Gilberto y Adelina, de no más de 4 años de edad, con las ropas rasgadas y sucias, y un pequeño cuaderno en el que tal vez retratan la realidad, sentados sobre un tronco seco, comentan con sus voces esperanzadoras que ellos estudiaban en el centro de educación preescolar en medio de la población, y que hoy a más de un año de la desgracia prácticamente ha quedado en escombros pues la naturaleza nada ha respetado, y todas, absolutamente todas las viviendas, oficinas e instituciones presentan algún tipo de daño que impide que sean todavía útiles.

Ya en medio de lo que fue el poblado de Santiago Mitlatongo, mayor fue nuestra sensibilidad al descubrir que Rosibel, otra niña de cinco años caminaba solitaria cruzando los peligrosos terrenos que presentan cuarteaduras que en ese lugar se tornan interminables.
Nuestro guía Abel Núñez Villanueva nos comentó que la escena se repite todos los días pues a pesar del tiempo que ha transcurrido algunas familias aún se rehúsan a abandonar por completo lo que en algún tiempo fue su hogar.
Hoy a más de un año de la desgracia natural que destruyó toda el pueblo de Santiago Mitlatongo, los maestros de las escuelas de la comunidad aún siguen exigiendo la construcción de escuelas para impartir sus clases ya que en plena temporada invernal, los alumnos reciben su educación en galeras que fueron habilitadas pero no presentan las condiciones dignas para los estudiantes.

 Por. Nicolas Cruz García

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