El
País de las Nubes
En
una reunión del Instituto Mixteco de Educación Superior (IMES) con autoridades
municipales de Tezoatlán de Segura y Luna, una alumna representante de la
población estudiantil, le increpó al gris presidente Jorge Ciprian Celis, por
qué temía que se conociera lo que en esa
ocasión se trataba; claro no hubo respuesta a algo tan simple para unos,
complejo para las pequeñas mentes. Este ejemplo evidencia el comportamiento de
la gran mayoría de la clase política en la Mixteca que todavía no están
preparados para proponer, debatir y confrontar a los que en un momento pueden
llegar a ser sus gobernados, aún más, amoldados a un contexto donde la
autocracia es una forma de vida y un patrón cultural para ellos, consideran que
cuestionar su forma de gobierno es un atentado a sus sacrosantas decisiones que
solo pueden ser cuestionadas por un ente divino.
La
semana pasada (17 al 21 de junio) el equipo de colaboradores junto con nuestra
directora de El Avisador, se dio a la tarea de proponer una mesa de debate para
que los distintos aspirantes a la presidencia municipal de Santiago Juxtlahuaca
expusieran sus programas de trabajo y sus agendas institucionales con el fin de
que estos se conocieran con mayor precisión.
Si bien se puede argumentar que era un tiempo
corto dadas las agendas de trabajo, para estos tiempos asistir a una mesa de
este tipo es más de voluntad política que de otros pretextos, es aquí donde se
establecen los vínculos de comunicación con sectores de la población que no les
llegan los mensajes como los preparan sus respectivos equipos de campaña.
Las invitaciones corrieron para los siguientes
candidatos: José Alfonso Feria Rodríguez, del Partido Unidad Popular (PUP); Virgilio Dagoberto Guzmán Feria; de la
Coalición Compromiso por Oaxaca (PRI-PV); y Armando Alfonso Ramírez Arreola el
Partido Movimiento Ciudadano. Ellos declinaron la invitación, no así Víctor Leyva Acevedo de la Coalición por
el Desarrollo (PRD, PT Y PAN).
Es muy posible que los candidatos que
rechazaron la propuesta del debate no estén acostumbrados a exponer con sus
adversarios sus planes de trabajo, que no sea parte de su cultura tratar como
iguales a quienes buscan conocer a fondo sus programas, que se sientan como una
clase social ajena a la llamada sociedad civil; pero quienes nos hemos formado
dentro de las reglas de la democracia con debates abiertos en defensa de
nuestras ideas y planteamientos vemos con preocupación que nuestros políticos
no están preparados para este tipo de confrontaciones que es tan común en los
niveles de posgrado en educación superior bajo los severos cuestionamientos de
compañeros y profesores.
El rechazo a una mesa de debate implica que en
términos de participación democrática esa clase política esté en condiciones de
subdesarrollo político, que lejos de hacer honor al partido político
propiamente dicho se comporten como un estamento, una casta que busca el
beneficio de lo que ofrece, más no de las inquietudes de la sociedad, y de la
población que –insistimos- puede ser la gobernada con todos los derechos de
exigir y reclamar lo que se les prometió en campaña. Quizás debemos esperar
mejores tiempos, de profesionales en política que acepten de forma natural
exponer su ideario, sus propuestas, sus programas, y sus mejoras, ¿y porque no?
Asumir como suyas las exigencias de la sociedad, queda pues un debate para la
próxima.
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