Por: Jesús Russell Mariano.
Politólogo, Asociado Consultor de Consulting
& Research Estadística Aplicada.
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20113, año de elecciones para Diputados Locales y Concejales en Oaxaca,
momento en que todo político está atento
a las posibilidades de registro entre una u otra planilla, algunos conservando su militancia en su
partido otros cambiando de partido para así encajar dentro de las listas de los
candidateables, época de negociaciones y amarres, sin embargo, pocos o nadie se
preocupa del electorado, ese sector de la población que define y decide el
triunfo para uno u otro candidato.
Al hablar de los electores, enmarco mi texto en esa parte del electorado
que NO sale a emitir su voto, hago referencia al abstencionismo, pero entonces
¿Quién o quiénes son los promotores encargados de fomentar la participación
ciudadana en las decisiones política? Interrogantes como esta demandan de una
respuesta inmediata, de una explicación objetiva y clara que permita al lector
entender la situación real que enfrentan los comicios locales y más aún los
intermedios.
La respuesta a nuestra interrogante la
encontramos en dos instituciones, prioritariamente, EL Instituto Estatal
Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Oaxaca y los Partidos
Políticos. La primera encargada de vigilar y organizar las elecciones en el
Estado es también el instituto que por excelencia debiera tener un programa que
fomente la participación ciudadana en los comicios como electores y
observadores del buen desempeño en la realización de tal actividad, así
también, en periodos no electorales es la encargada de fomentar la inserción de
los ciudadanos en asuntos políticos y sociales. Por otra parte los Partidos
Políticos, en sus estatutos y demás documentos oficiales, hacen énfasis en la
participación social, en la inclusión, pero esto no es llevado a la práctica,
pues se limitan al trabajo, específicamente, con sus militantes, olvidando el resto de la sociedad que no
milita en algún partido, la razón de no
ser partícipe de alguno de ellos es causa del mal resultado, que los funcionarios
electos por partidos políticos, han obtenido en el desempeño de sus
actividades, y es también, promover la participación ciudadana, una de las
prioridades en la agenda de cada partido político.
El resultado del trabajo de las instituciones
políticas para/con la sociedad civil, específicamente en participación
ciudadana, se puede considerar como nula u obsoleta, basta con revisar el
número de votantes y militantes para darnos cuenta que este no ha incrementado
en la última década, y más aun haciendo referencia a las elecciones
intermedias, aquellas donde únicamente se eligen diputados y concejales.
Es en estas fechas cuando los, una vez
registrados, precandidatos y después candidatos, salen a las calles a pedir el voto, a exponer
sus planes de trabajo, a ofrecer soluciones a problemas ancestrales, a cambiar
las viejas prácticas políticas por una política integral sin exclusiones, en
pocas palabras a venderse como los mejores servidores públicos, ojo solo en
campañas. Frente a tal situación que la sociedad se sabe de memoria, pues el
“todos son iguales” no se hará esperar y con justa razón.
En lo particular y en términos estadísticos,
solo cabra resaltar que en las elecciones intermedias del 2001 y 2007
respetivamente, hubo distritos y municipios con cerca del 70% de
abstencionismo, es decir que del total de la población, en lista nominal, solo
acudieron a sufragar el 30 %, de 10 solo 3 emitieron sus votos, entonces quienes obtuvieron el triunfo lo hicieron con
menos del 15% de los electores, es realmente deplorable tal situación, pues
ello responde a nuestro cuestionamiento inicial y expone la falta de programas
que incentiven la participación ciudadana en asuntos políticos, y si los hay,
son obsoletos y es necesario innovar o generar nuevas estrategias que cumplan
el objetivo, pues del abstencionismo nadie habla todos callan ¿Será que conviene, tal actitud,
a sus intereses políticos?.
Con tales resultados la representación y la
legitimidad de los funcionarios electos con tal margen de abstencionismo, no
queda en duda, podríamos decir que la representación no existe y la legitimidad
en que la basamos, temas que expondré en un próximo texto.