Las otras verdades / Eduardo Cruz Silva
Se han llegado los tiempos electorales en Oaxaca y con ello
viene aparejado un fenómeno curioso que se registra tanto en los medios de
comunicación locales como en los de difusión nacional. Se ha empezado a sentir
una avalancha informativa con declaraciones de infinidad de personajes del
ámbito político que tratan de ganar espacios en los medios con la mira puesta
en obtener una candidatura a las diputaciones locales o alcaldías municipales.
En esta bola de nieve
de informacion que empieza a rodar y crecer conforme se van acercando a los
tiempos de precampaña, campaña y elecciones. Los medios medio de información
empiezan también un doble juego que ofrece propaganda disfrazada de nota
informativa y que no solamente responde a su línea editorial sino a los
intereses económicos y políticos de cada empresa periodística, radiofónica o
televisiva, sin descontar a los medios virtuales de la internet.
Se dice que el
periodismo puramente objetivo no existe, pues cada línea escrita o difundida se
sujeta a la subjetividad del comunicador que la elabora. Tampoco existe un
código de ética generalizado, al que todos respondan como ocurre en otras
profesiones en donde se tiene que juramentar un código de valores y principios
éticos para ejercer.
En muy contados
medios de comunicación existen reglamentos y códigos éticos que sancionan
duramente al periodista que incurra en la dualidad de ejercer el periodismo y
al mismo tiempo de manera implícita o explicita se pone al servicio de otros
intereses, la más de las veces políticos. Estas violaciones pueden ser motivos
de despidos.
Es cierto que todos los medios de comunicación
tienen el derecho de defender sus propios intereses, pero cuando el objetivo
principal de ser un contrapeso de los poderes reales o facticos se deja de lado
para replegarse puramente a intereses comerciales o políticos, se carcomen los
valores de objetividad, imparcialidad y responsabilidad social que deben
ostentar.
La falta de estos códigos éticos en los
medios, genera una gran laguna de indefinición en donde muchos periodistas se
cobijan para jugar el triste papel de informadores y pregoneros de intereses
muy particulares. Situación que difumina la línea entre el periodismo serio y el
periodismo que se prostituye, corrompe o se pone al servicio del mejor postor.
Todo se justifica en la inexistencia de principios éticos.
Es en los medios de
provincia y más aún en los regionales, es en donde con mayor frecuencia surgen
medios de comunicación que desde sus orígenes tienden a marcar una clara
inclinación ideológica de su línea editorial, y aunque se dicen ser empresas
periodísticas dirigidas a la sociedad. En cada línea se puede observar que solo
responden a sus propios intereses políticos o económicos.
Esta situación, ha
sido observada por la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU),
institución que bajo los auspicios de la UNESCO, diferentes organizaciones
internacionales y regionales de periodistas profesionales han tenido, desde
1978, varios encuentros consultivos. Estas reuniones han tenido como tema
central una serie de principios de ética profesional de los periodistas,
presentada más tarde bajo la forma de 10 puntos.
1. El derecho del pueblo a una información verídica
El derecho a la información y a la comunicación es un derecho
fundamental de toda persona, toda comunidad y de todo pueblo. Este derecho
implica el recibir una información objetiva, precisa completa y transparente
sobre la realidad y expresarla libremente por intermediario de los diversos
medios de comunicación.
2. El compromiso del periodista con respecto a la realidad
objetiva
La tarea primordial del periodista es de respetar y de
promover el derecho de toda persona, y de todo pueblo a una información
objetiva. Esta objetividad necesita, en lo posible, la utilización de diversas
fuentes de información; requiere la verificación de los hechos y la descripción
del contexto en la que estos se sitúan.
3. La responsabilidad social del periodista
La información es un bien social y no se puede tomar como una
simple mercancía. Los periodistas, cada uno de ellos desde el lugar donde
están, son responsables de la información que ellos transmiten, no sólo ante el
editor sino también ante el público.
4. La integridad profesional del periodista
El papel social del periodista, exige de su parte, un alto
grado de integridad. Ha de actuar con toda sinceridad y libertad, de acuerdo
con su conciencia debidamente esclarecida. Ha de declinar el trabajo que vaya en
contra de sus convicciones y ha de abstenerse de revelar fuentes de
información. Ha de rechazar toda forma de remuneración ilícita, directa o
indirecta y la promoción de intereses contrarios al bien común. Ha de resistir
a las presiones abusivas de cualquier tipo de poder.
5. El periodista y el público
Los periodistas han de favorecer el acceso del público a la
información y su participación en los medios de comunicación incluyendo la
obligación de corrección, rectificación y derecho de réplica. La contribución
del público ha de desembocar en una verdadera comunicación y en el
establecimiento de un diálogo.
6. El respeto de la vida privada y de la dignidad de la
persona
El respeto al derecho de las personas a la vida y a la
dignidad, exige del periodista la protección de los derechos y de la reputación
ajena, así como la interdicción de la difamación, la calumnia, la injuria, la
ofensa y la insinuación mal intencionada.
7. El respeto del interés público
El periodista ha de respetar la comunidad nacional y sus
instituciones, conforme lo exige el bien común. Las autoridades, por su lado,
han de garantizar el derecho a la comunicación y a la información, base para
una verdadera opinión pública y una democracia auténtica.
8. El respeto de la persona, de los derechos humanaos y de la
diversidad de culturas
El periodista defiende la dignidad de la persona, los
derechos humanos, la libertad religiosa. Respeta el carácter distintivo, el
valor y la dignidad de cada cultura así como el derecho de cada pueblo a elegir
y desarrollar sus propias opciones. El periodista ha de rechazar toda
complicidad con lo que atente contra la vida, contra los derechos de las etnias
y la supervivencia de los grupos humanos. Ha de contribuir al diálogo para
favorecer la paz, la justicia, el esparcimiento, el desarme y las relaciones
internacionales amistosas.
9. La lucha contra los grandes males de nuestro tiempo
Debido a su compromiso en favor de los valores universales y
del respeto de lo derechos humanos, el periodista se abstiene de cualquier
complicidad con cualquier forma de violencia, odio o discriminación. Contribuye
en todo lo que puede a combatir la pobreza, el hambre, la enfermedad, el
racismo, el apartheid, el analfabetismo, también las guerras de agresión, la
carrera de armamentos y la opresión de regímenes totalitarios y autoritarios.
El periodista respeta cada persona y cada pueblo sin distinción de raza, sexo,
lengua, nacionalidad, religión o convicción filosófica.
10. La promoción de un nuevo orden mundial de la información
y la comunicación
Para este principio les remitimos a la extensa y detallada
nota sobre "la UCIP (Unión católica internacional de la prensa) y el
NOMIC" que después de discutida fue aprobada por unanimidad en la sesión
de clausura de nuestro consejo, el 15 de marzo 1986 en Madrid. Ese texto dice:
"...En la búsqueda de un nuevo Orden mundial de la Información y la
Comunicación la UCIP afirma que este orden ha de estar en armonía con una
concepción de persona, que excluya toda relación de dominio, de forma que pueda
llegar a un mejor equilibrio.
Defender una
información libre significa también defender una diversidad y un pluralismo en
los Medios de Comunicación Social... La UCIP es consciente que este compartir
el saber y la verdad, a través de un orden mundial más equilibrado y más justo,
no se realizará sin riesgos y sin problemas. Será necesario proceder con
sabiduría, facto, conocimiento de causa y de las circunstancias pero también
con convicción y valor. No se puede llevar a cabo un nuevo orden mundial con
actos de violencia política o jurídica...".
También incluye 12
normas en la declaración de principios de la profesión periodística y que ha
servido como base para que muchos medios de comunicación a nivel mundial
elaboren sus propios códigos de ética y reglamentos internos.
1. Distinción
entre hechos y opiniones (explícitas e implícitas)
2. Informaciones
fundamentadas. Evitar injuriaciones.
3. Rectificar con
diligencia.
4. Métodos dignos
para obtener información y fotos.
5. Respetar el
off de reccord.
6. Respetar a los
que no quieren dar información.
7. No aceptar
retribuciones de terceros.
8. No utilizar en
beneficio propio información privilegiada.
9. Respetar el
derecho de intimidad en caso de enfermedad.
10. Presunción de
inocencia: no se puede hablar de alguien que no ha sido juzgado como culpable,
sino como presunto culpable. Los medios no deben emitir juicios.
11. Tener cuidado
con los menores: evitar poner nombres y
datos que le puedan perjudicar, ni siquiera las iniciales, sólo si es
necesario.
12. Rigor en
informaciones de discriminaciones o violencia por sexo, raza, enfermedad,..
Como podemos
ver, desde 1986 los medios de
comunicación a nivel mundial han vendido reformándose de manera autocritica
para apegarse a principios y valores éticos que tengan a la sociedad como su
ultima beneficiaria.
En el caso de Oaxaca
todavía estamos en pañales en este rubro y para beneplácito de los mercenarios
del periodismo ni por asomo se vislumbra una unificación de criterios éticos.
Por lo tanto, seguiremos viendo “periodistas” que en el fondo son otra cosa.
Lobos vestidos de corderos.